Durante tres años tuve mi propio taller de alteraciones en Nueva York, ciudad donde perfeccioné mi técnica trabajando con clientes exigentes y piezas de alta gama. El nombre de mi taller, en ese entonces, era “That Bushwick Seamstress”, ya que estaba localizada en Bushwick, un barrio muy diverso, vibrante, lleno de artistas y personajes interesantes. Paralelamente, formé parte de equipos de backstage en desfiles de moda, donde aprendí la importancia de la precisión, la rapidez y la discreción en momentos de máxima exigencia.
También colaboré en distintos talleres de confección de prêt-à-porter refinado, experiencia que me permitió dominar los detalles de la costura de lujo y comprender la diferencia que marcan los acabados perfectos.
Hoy, de regreso en Santiago, pongo toda esa experiencia al servicio de mis clientes, ofreciendo un servicio exclusivo de tailoring y ajustes de calce a domicilio, pensado para quienes valoran el tiempo, la comodidad y el estilo, tanto en la vida diaria como en el mundo creativo y profesional.